
Nuestra historia
L
a historia de nuestra empresa está plagada de casualidades que me enseñan la importancia de estar en el momento y el lugar adecuado. Eso sí, esforzándome al máximo y sintiendo una gran responsabilidad por mi trabajo.
Echando la vista atrás, puede que el desencadenante fuera aquella entrevista que realicé en los años 70 para chocolates Zahor. Una oportunidad que dio lugar a un encuentro fortuito en el que me propusieron distribuir magdalenas Grimalt en Ibiza. Fuera como fuese, tras las magdalenas incorporé la distribución de frutos secos, y tras los frutos secos, llegaron las aceitunas. Todo ello, como os cuento, en un contexto de “encuentro y propuesta inesperado”.
Tras acudir a mi primera feria de Alimentaria, la cartera de productos fue creciendo de la misma manera que la confianza entre mis clientes iba aumentando. En este relato es indispensable mencionar a la Bella Easo, un producto que hasta me hizo plantearme ser fabricante de magdalenas, ¡imaginad!
Mi segunda visita a Alimentaria fue, sin duda, reveladora: allí descubrí la nata congelada Debic. Atónito asistí a una demostración que despertó un gran interés por el producto: lo más parecido que había visto en mi vida era la espuma de afeitar.
Por aquel entonces, Ibiza tenía un problema de conectividad y abastecimiento. La nata era fresca y no existía un servicio de distribución frigorífico por lo que el producto llegaba casi siempre en malas condiciones. Ahí fue el momento en el que se me “encendió la bombilla”, una aventura que dio lugar al primer alquiler de cámara frigorífica en Ibiza y alcanzó la venta de 36 mil litros de nata congelada en Ibiza.
Al cabo de los años, algún que otro cocinero compartió conmigo que el futuro estaba en los productos vegetales congelados y no en las conservas, como era habitual en la isla. En ese momento, decidí hacer una visita a Valencia que, confieso, fue más que productiva: marcó un antes y después para la empresa ya que -sin planificación alguna- regresé a Ibiza siendo distribuidor oficial de Frudesa. El replanteamiento del negocio fue total y fue en ese instante en el que alquilé la primera cámara grande de congelados que estaba ubicada donde hoy se encuentra el Hipercentro de la Carretera de San Antonio.
Cuando reviso nuestra historia me doy cuenta de que siempre estaba pensando en cuál era el siguiente paso y, de manera natural, la empresa fue creciendo. Abrí un puesto en el Mercado Nuevo, introduciendo en Ibiza un producto que nunca antes se había comercializado fuera del periodo de cuaresma: el bacalao salado; construimos la primera nave de la empresa ubicada en la Carretera del Aeropuerto; y nos fuimos hasta la capital para conocer Mercamadrid y meter la cabeza en la distribución del pescado fresco.
Al principio de los años noventa, nos iniciamos en el mundo del pan y la bollería congelada. Este salto supuso un crecimiento exponencial tanto para el área comercial como para el volumen de producto y nos empujó a mejorar y ampliar nuestras instalaciones. Adquirir una nueva nave en Montecristo, nuestra actual sede, fue una decisión indiscutible fruto de nuestro crecimiento.
Y lo confieso: nada fue premeditado, todo fue circunstancial.
Como en todas las historias, existen muchas anécdotas, hitos de la empresa, reuniones fructíferas y también decisiones equivocadas. Sin embargo, existe un punto que se ha mantenido intacto desde que inicié este camino: el valor de la palabra. Porque es algo que también he inculcado a mi hijos, quienes ahora llevan el timón de la empresa. Ser conscientes de la responsabilidad que tenemos para con los negocios. Una profesionalidad que se traduce en seriedad y que, con el paso de los años, nos ha brindado la confianza de todos y cada uno de nuestros clientes.
Ahora, la empresa continúa creciendo y evolucionando, y me llena de satisfacción el saber que he creado un equipo humano de gran calidad que siempre está a la altura de las circunstancias.
¿El siguiente paso? Mantener el rumbo y continuar, como siempre, ofreciendo un servicio de gran calidad. El resto, sólo lo podremos saber con el paso de los años.